Desde mejorar nuestra salud mental hasta ayudarnos a dormir mejor, aquí te contamos por qué es genial tener un gato en casa.
Diversos estudios destacan los beneficios de tener un gato en casa para la salud mental. Un estudio reciente con 92 propietarios de gatos reveló que estos tutores tienen puntuaciones significativamente más bajas en salud psicológica general en comparación con quienes no tienen mascotas. Además, acariciar a un gato puede reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, como confirmó una investigación de la Universidad de Cornell. Según Petros Levounis, presidente de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), “los animales de compañía pueden ser una fuente de consuelo y aportar emociones positivas”. Así, los gatos pueden ser aliados poderosos en la promoción del bienestar mental y emocional.
Los felinos no solo benefician la salud mental, sino también la física. Un estudio científico reveló que los propietarios de gatos tienen un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, incluyendo infartos y accidentes cerebrovasculares. La reducción del estrés y la ansiedad, factores estrechamente ligados a las enfermedades del corazón, podría ser una de las razones por las que tener un gato puede ser una estrategia efectiva para mejorar la salud cardiovascular.
La compañía constante de un gato puede ser una solución efectiva contra la soledad. Los felinos ofrecen consuelo y apoyo emocional, especialmente en momentos de aislamiento. Un estudio con adultos mayores sin mascotas demostró que el 95,7% de los participantes que adoptaron un gato mostraron una disminución en la sensación de soledad después de 4 meses. La rutina diaria de cuidar a un gato también brinda propósito y eleva el ánimo, ayudando a crear un ambiente más cálido y acogedor.
Los gatos también pueden ser grandes compañeros para personas con autismo. Las intervenciones asistidas con felinos ayudan a superar dificultades comunicacionales y fomentan sentimientos de confianza y afecto. Un estudio de 18 semanas con familias de niños diagnosticados con trastorno del espectro autista (TEA) mostró que los participantes con TEA experimentaron una mayor empatía y menos ansiedad por separación al interactuar con gatos.
Compartir la cama con un gato puede ser una experiencia reconfortante. Los felinos ofrecen calor y suavidad, creando un ambiente seguro y tranquilo. Una encuesta realizada por la Mayo Clinic reveló que el 41% de los pacientes que vivían con mascotas consideraban a sus compañeros como “beneficiosos para el sueño”. Esta conexión emocional durante la noche fortalece el vínculo entre el propietario y su gato, contribuyendo a una mejor calidad de sueño.